Entre rocas y el mar sobrevive el verde manto de musgos entre charcos de aguas que pugnan por volver al océano.
La terca porfía de la gran masa de agua que enviste una y otra vez contra la costa como queriendo destruirla produce esa espuma blanca que denota su rabia.
Es ahí donde todo debería morir donde nace la vida encarnada por esa alfombra verde de musgos que emerge en el barrizal.