Transpirando la camiseta. A la siesta en pleno verano con temperaturas superiores a 30 ºC, caminando sobre el ardiente asfalto, tirando de un carro completamente cargado, recorren las calles en busca de todo lo que la gente descarta y que para ellos representa su única fuente de ingresos. A estos muchachos le sobra lo que les exigimos a nuestros jugadores en la cancha: Decisión, coraje, garra, transpirar la camiseta, dar el máximo esfuerzo. La diferencia que estos laburantes de la calle no tienen tiempo intermedio para refrescarse y su trabajo dura muchas horas más que el partido más largo. Además lo juegan todos los días cualquiera sea el clima, sin descanso, sin premios, solo el consuelo de llevar algo a la casa para poder sobrevivir cuando tienen suerte.
Una mirada poética a la vida urbana y cotidiana