Sola, distendida,como abandonada, reposa la clepia sobre el teclado del añejo piano. Las blancas y las negras parecieran disputársela en un amoroso combate.
Una imagen en blanco y negro que transmite una atmósfera romántica y nos transporta a otras épocas.
Esas de antaño en que rememoramos las miradas, los suspiros, las sonrojadas mejillas, el titubeo y el primer beso.
La pesca deportiva que se realiza sin competición cuando sólo se hace por ocio tiene un poder relajante y estimulante. Aún no pescando el tiempo no ha pasado en vano, sino que ha sido muy productivo. El estar como estos pesadores frente al mar, mirando el agua que nunca está quieta, que va y que viene, sosteniendo la caña y dejándose llevar por el momento uno logra evadirse de la realidad cotidiana que le toca vivir. Es en esos momentos que se siente peno,dichoso y libre. De concretarse una pesca -cualquiera sea el tamaño del pez- esa felicidad se multiplica. En esta escena dos personas charlan, uno sosteniendo la caña de pescar en sus manos como si fuera un estandarte, el resto ensimismados en su tareas. Todo transcurre en un espigón sobre el mar en Mar del Plata.El Blanco y Negro de la fotografía le da queda bien.