Puente Pacífico. Hoy Desde aquel post del 10/05/2009 han pasado muchos coches bajo el puente. En el alocado ir y venir del tránsito, ya sea humano o vehicular, todo sigue en apariencias igual. Esta igualdad del panorama esta determinada por la locura de la velocidad con que se maneja la gente que no puede advertir la modificación del paisaje. Aleluya, un cambio se ha producido. Miren el puente. Vorágine que obnubila los sentidos y hace perder la noción del entorno. Miles de colectivos llenos pasan bajo de él. Los pasajeros, atraídos por la inercia del apuro del colectivero por llegar a horario, no miran el paisaje. Miles de peatones lo cruzan diariamente y nadie en su raudo andar posa su mirada en él. Nadie mira hacia arriba, siempre la mirada en el piso y al frente como usando una visera. Es de locos vivir así, siempre acelerados, ansiosos y estresados. Siempre el apuro por llegar. Llegar al trabajo ó llegar a casa. No hay tiempo para nada. No lo hay para el descanso, el almuerzo ó l...
Una mirada poética a la vida urbana y cotidiana