Hay momentos en que todo nos agobia, nos pesa y aplasta. Un sinfín de sentimientos se remolinan en nosotros pugnando por salir, por evadirse. Todo se hace mas notorio y mas sufrido cuando el que los padece es viejo caminante en esta vida. Quizás abuelo, peinando canas, en el último tramo de sus existencia, exhausto y excesivamente preocupado se deja estar sentado en el banco de la plaza. El mundo gira a su alrededor y él abstraído lo ignora. Cuanto misterio encierra esta imagen. ¿Que estará pensando? A mí me llamó la atención, me interesó, pero no tuve el coraje de abordarlo para hablarle. No creo que hubiera sido prudente.