Si caminas por la calle Anchorena rumbo al Abasto te vas a encontrar con este mural de Carlos Gardel.
Con su chambergo y esa sonrisa que conforman la figura que se mantiene en el recuerdo.
Lo apodaban el morocho del Abasto por haberse criado en esa zona en los alrededores del desaparecido Mercado Abasto de la ciudad, hoy convertido en un gran centro comercial.