Bollini |
Las calles adoquinadas, veredas angostas, casa bajas y finamente pintada de diversos colores nos llevan a otros momentos de nuestras vidas y sin querer nos vemos confundidos con los pibes de la esquina jugando a la pelota, a la mancha, las escondidas o cualquier cosa que se nos ocurriera.
Que lejos estábamos de tener miedo a jugar en la calle, salvo la precaución de mirar de vez en cuando por si veía un carro o jinete apresurado con destino al almacén.
El pasaje Bollini ubicado entre las calles French y Pacheco de Melo por su historia has sido declarado como una zona de arquitectura especial por La Legislatura de la ciudad de Buenos Aires .
Preservando así con sus calles adoquinadas y la fachada de las casas en las que antaño vivian los peones del campo de Francisco Bollini.
Tabién Borges se ocupó del pasaje al que llamó:
"La cortada de Bollini"Contemporáneos del revólver, del rifle y de las misteriosas armas atómicas, contemporáneos de las vastas guerras mundiales, de la guerra del Vietnam y de la del Líbano, sentimos la nostalgia de las modestas y secretas peleas que se dieron aqui hacia mil ochocientos noventaitantos a unos pasos del Hospital Rivadavia. La zona entre los fondos del cementerio y el amarillo paredón de la cárcel se llamó alguna vez la Tierra del Fuego; la gente de aquel arrabal elegía (nos cuentan) esta cortada para los duelos a cuchillo. Esto habrá ocurrido una sola vez y luego se dirían que fueron muchas. No había testigos, salvo, quizá, algún vigilante curioso que observaría y apreciaría las idas y venidas de los aceros. Un poncho haría de escudo en el brazo izquierdo; el puñal buscaría el vientre o el pecho del otro; si los duelistas eran diestros la contienda podría durar mucho tiempo.Sea lo que fuere, es grato estar en esta casa, de noche, bajo los altos cielos rasos, y saber que afuera están las casas bajas que aún quedan, los hoy ausentes conventillos y corralones y las tal vez apócrifas sombras de esa pobre mitología.
Jorge Luis Borges
ATLAS, Ed. Sudamericana, Bs. As.
Tomado de Oye Borges