Ecos de un horizonte sin tiempos. El mar es un misterio eterno. Su vaivén, su inmensidad, sus silencios, nos hablan desde un lugar que no necesita colores para conmover. Estas cinco imágenes fueron concebidas en blanco y negro porque el color distrae; el blanco y negro, en cambio, condensa la esencia. Nos obliga a mirar más allá del aspecto superficial y nos invita a sentir, a escuchar con la vista. En cada foto, el mar asume una voz distinta: a veces vibrante, a veces serena, pero siempre honesta. Hay barcos en el horizonte, como signos de tránsito, como preguntas que se van. Hay personas en el agua, pequeñas figuras que enfrentan la vastedad, sin ruido, sin pose. Hay espuma que estalla, olas que rompen, texturas que no necesitan matices para decirnos: “esto es el mar, así se siente”. Lo que une a estas imágenes no es solo el mar como protagonista, sino la decisión de mirarlo sin adornos, sin artificios. En blanco y negro, la superficie se vuelve un espejo emocional: nos devuelve nu...
Una mirada poética a la vida urbana y cotidiana