FOTOS SIN PORQUE: arbol
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jueves, octubre 20, 2016

El barrio en la fotografía.

Calle de barrio con arbol grande .
El árbol
En un día gris, paseando por la ciudad ese árbol me llamó la atención.
Lo vi como protegiendo a esos autos estacionados, como dándoles confort en un abrazo protector. 
No es la calidad de la foto la que hace que hoy la muestre sino esa sensación de vida activa de esa planta de tronco leñoso con ramas que se bifurcan en abanico culminando en esas hojas verdes .
Un paisaje urbano tranquilo, mesurado, sin estridencias, pero que me gusta. 

sábado, julio 14, 2012

FOTOS.

PAISAJE URBANO




PAISAJE CON ARBOL


Paisaje Urbano 





COLUMNA CON FAROLA


PAISAJE URBANO 




OCIO


Plaza Mitre.Gente al sol 



Fotos tomadas un domingo de sol en la Plaza Mitre.
Cosas simples, simples componentes, cosas cotidianas, un paisaje urbano de todos los días.
Pasear por la
Plaza Mitre es placentero, agradable y desintoxicante.
El aire libre tiene esa virtud y visto desde la plaza , esa sensación se agiganta.
Enclavada en una pequeña barranca, ofrece al visitante una vista maravillosa del lugar con amplios espacios libres, pudiéndose ver a grupos de jóvenes disfrutando del sol.

Posted by Picasa

miércoles, enero 14, 2009

NOCTURNO

Silueta al atardecer de una paloma en una rama.


Una noche,
una noche toda llena de murmullos, de perfumes y de músicas de alas;
una noche
en que ardían en la sombra nupcial y húmeda las luciernagas fantásticas,
a mi lado, lentamente, contra mi ceñida toda, muda y pálida,
como si un presentimiento de amarguras infinitas
hasta el más secreto fondo de las fibras te agitara,
por la senda florecida que atraviesa la llanura,
caminabas;
y la luna llena
por los cielos azulados, infinitos y profundos, esparcía su luz blanca.

Y tu sombra,
fina y lánguida,
y mi sombra,
por los rayos de la luna proyectadas,
sobre las arenas tristes
de la senda se juntaban,
y eran una,
y eran una,
y eran una sola sombra larga,
y eran una sola sombra larga,
y eran una sola sombra larga...

Esta noche,
sólo, el alma
llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte,
separado de ti misma por el tiempo, por la tumba y la distancia,
por el infinito negro
donde nuestra voz no alcanza,
mudo y sólo,
por la senda caminaba...
Y se oían los ladridos de los perros a la luna,
a la luna pálida,
y el chirrido
de las ranas...

Sentí frío. Era el frío que tenían en tu alcoba
tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,
entre las blancuras níveas
de las mortuorias sábanas.
Era el frío del sepulcro, era el hielo de la muerte,
era el frío de la nada.
Y mi sombra
por los rayos de la luna proyectada,
iba sola,
iba sola,
iba sola por la estepa solitaria;
y tu sombra, esbelta y ágil,
fina y lánguida,
como en esa noche tibia de la muerta primavera,
como en esa noche llena de murmullos, de perfumes y de músicas de alas,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella...
¡Oh las sombras enlazadas!
¡Oh las sombras de los cuerpos que se juntan con las sombras de las almas!
¡Oh las sombras que se buscan en las noches de tristezas y de lágrimas!
José Asunción Silva

Colombiano
(1865-1896)