miércoles, agosto 26, 2009

Atardecer en el parque



Crepúsculo

Atardece, caen las primeras sombras,
ahí se la ve, encorvada, frágil,
su perro junto a ella, unidos por una correa.

El parque silente la acoge con ternura,
¿es el perro ó la soledad lo que la empuja?
¿de donde viene, adonde va?

Viene del olvido y abandono.
Deambula con su tristeza a cuesta,
añora épocas mejores.

Sola, sintiendo el peso de los años
vaga sin rumbo,
ha perdido su brújula.


El solitario banco la espera,
cómplice de sentidas lágrimas,
un refugio a sus pies cansados.

Sueña despierta, vacilante,
los mismos sueños mozos.
Vuelve a reír, a bailar, a vivir...



4 comentarios:

  1. No hay nada más peligroso que aficionarse a un lugar donde llorar sueños olvidados.

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  2. A Deprisa:

    Estoy de acuerdo contigo... pero a ella solo le quedan sus sueños y al final, muy al final, recuerda los que más placer le dieron.

    Un abrazo

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  3. Vaya, qué triste realidad cuando llega, al final de nuestra bien vivida vida. Los sueños se convierten en nuestra única ilusión supongo, evocar tiempos mejores, tiempos felices. Gracias por tu comentario en mi blog, me gustará conocerte un poco mejor, te sigo. :)

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  4. Andrea:

    Bienvenida.

    Los sueños sueños son, pero a veces se convierten en realidad.

    Espero no defraudarte.
    Un abrazo

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Un abrazo

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