La imagen muestra un instante de una participación de una pareja bailando tangos en la Recoleta.
Espectáculo frecuente los fines de semana y feriados orientados a satisfacer la inquietud de los turistas extranjeros que visitan la Ciudad de Buenos Aires.
El tango es nuestro referente en el exterior y por eso motiva el interés de los viajeros de conocerlo y hasta intentar bailarlo.
El tango como fenómeno social es tema de estudio y no está en mí referirme a él.
Pero lo que llamó mi atención fueron las distintas miradas de los participantes de la escena.
Dos chicos con casi idéntico gesto, la cara apoyada en su mano y la mirada hacia uno u otro lado según sea el chico.Quizás por su edad dispersos de la acción del baile.
Una persona agazapada con la mano en la "Gorra" observando su interior como contando su contenido, presumo que está dejando su colaboración.
Y por último la mirada de él, el bailarín, compadrito o no, hacia ella. Una morocha que realza su sensualidad con ese vestido rojo.
La mirada penetrante más que sensual debe acompañar el sentimiento del baile y por eso me parece escudriñadora, fuerte y segura.
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