En pleno corazón de Buenos Aires, el Jardín Botánico Carlos Thays guarda verdaderas joyas que combinan naturaleza, arte y cultura. Una de ellas es la escultura conocida como “El chico del cántaro”, que se encuentra entre senderos rodeados de flores, árboles y plantas de todo el mundo.
La obra representa a un niño sonriente sosteniendo un cántaro del que brota un hilo de agua cristalina. Su postura relajada y la expresión alegre en el rostro transmiten frescura, inocencia y la sensación de juego, como si el tiempo se hubiera detenido en una tarde de verano.
Este rincón del Jardín Botánico no solo es un punto ideal para tomar fotografías, sino también un lugar para reflexionar sobre la relación entre el ser humano y la naturaleza. El verde intenso de las plantas, el colorido de las flores y el sonido del agua crean un ambiente que invita a detenerse, respirar y disfrutar del momento.
Visitar esta escultura es encontrarse con un espacio donde arte y naturaleza conviven en perfecta armonía. Cada detalle del entorno resalta la belleza de la obra y convierte este sitio en uno de los más encantadores del Jardín Botánico. Un verdadero regalo para quienes buscan tranquilidad en medio de la ciudad.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por visitar mi blog y pasar parte de tu precioso tiempo conmigo.
Tu crítica me interesa. Anímate y opina.
Un abrazo