El mar es movimiento, es fuerza y misterio. Frente a él, un surfista se convierte en protagonista de una danza efímera, donde cada ola es escenario y cada segundo, una eternidad.
En esta serie de seis fotografías, el instante queda detenido: el surfista se enfrenta al oleaje con equilibrio y valentía, buscando el punto exacto entre el dominio y la rendición. La tabla corta la superficie del agua, mientras la espuma lo envuelve y lo arrastra en un diálogo que solo la naturaleza y el hombre pueden entender.
Cada imagen habla por sí misma. La expectativa antes del quiebre, la fuerza del cuerpo inclinándose sobre la ola, la plenitud del deslizamiento y finalmente el abrazo del mar, que siempre reclama su poder. Es un ciclo de lucha y entrega, de pasión y libertad, repetido una y otra vez en la costa de Mar del Plata.
El surf, más que un deporte, es poesía en movimiento. Y la fotografía, al inmortalizarlo, nos permite contemplar lo que el ojo apenas alcanza a retener: la belleza del instante fugaz, la emoción suspendida en un gesto, el diálogo eterno entre el ser humano y el océano.
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