 |
| El hombre y el paisaje.
Una tarde cualquiera, se detiene el tránsito y el hombre camina sobre la cebra que le señala el camino.
La tarde es fresca, por lo que nuestro hombre está abrigado. De andar firme y seguro se desplaza erguido como orgulloso de su figura a pesar de los años recorridos.
El resto parece no existir, como si se hubiera detenido el tiempo para contemplarlo.
Los desnudos árboles y los altos edificios de departamentos lo rodean en un imaginario abrazo cariñoso.
|
Contrastes Alados: Luz y Sombra
Sombras En el silencio contemplativo de un espacio íntimo, una paloma se convierte en la protagonista involuntaria de una obra maestra vis...
Entradas Populares
-
Guau Amigos tengo que comunicarles mi decisión de hacer un alto en la continuidad de mi blog. Esto que comenzó allá por octubre del 2... -
Los tres forzudos Cuantas veces pasaste por el frente de la librería El Ateneo Gran Splendid en la Avda. Santa Fe al 1800, (a... -
Gente en el centro Un día cualquiera, tal vez de semana, la calle Florida se tapiza de seres humanos. cada cual con sus dilema... -
Casco Retrato de un músico de la banda militar de Chile, durante los festejos del Bicentenario de la Independencia Argentina en Buen... -
Escalones al saber Subir esos escalones , abrir esas puertas, más bien portones dispuestos bajos esos arcos ojivales, es introducirse ...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por visitar mi blog y pasar parte de tu precioso tiempo conmigo.
Tu crítica me interesa. Anímate y opina.
Un abrazo