Aún resuena en mis oídos el estruendo provocado por su oleaje.
Estar ahí, en un día nublado con viento y la humedad de las gotas refrescándonos nos lleva a otro lugar o a otro mundo.
Todo lo demás deja de existir y no nos damos cuenta, es tal la belleza del momento que nos inunda una sensación de paz, de éxtasis.
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