Olas Indomables: el Mar Salvaje

El mar con oleaje y dos nadadores lo enfrentan

Dos a su destino



 El mar siempre tiene algo para decir, incluso cuando no estamos listos para escucharlo. En días como este, cuando las olas golpean con carácter y la espuma lo tiñe todo de blanco, uno entiende que el océano no negocia. Marca su ritmo, impone su pulso, y nos obliga a mirarlo de frente.

Hay quienes ven solo agua revuelta; otros, una coreografía perfecta de caos y armonía. Porque incluso cuando parece enfadado, el mar respira belleza: en el vaivén infinito, en el murmullo grave del oleaje, en esa manera tan suya de demostrar que no hay fuerza más antigua ni más libre.

Tal vez por eso nos atrae. Porque nos recuerda que la vida también es espuma, oleaje, calma y tormenta. Que a veces avanzamos con firmeza y otras retrocedemos, arrastrados por corrientes que no elegimos. Y aun así, seguimos. Como el mar.

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