El pan de cada día con esfuerzo Cuando el país anda a los tumbos, cuando la locura del dólar irrumpe en los hogares, en la tele, y los diarios, cuando los descontentos surgen y los más exaltados cortan calles y rutas en protesta el cartonero sigue trabajando. No importa si las tarifas de luz y gas aumentan, no le preocupa otra cosas que lo más importante como alimentar a su familia. No tiene tiempo para protestas, solo aprieta los labios toma su carro y sale a recorrer calles buscando los que otros descartan y escarba en la basura sin más protección que la ayuda divina . Tampoco le importa el clima, es más lo desafía, sale igual con viento, frío, lluvia o extremo calor. No sabe de feriados o días no laborables, tampoco de obras sociales, vacaciones o jubilación. Solo sabe una cosa: Que de él depende el sustento diario de toda su familia. Y como último recurso debe apechugarla y hacer su trabajo, ése que seguramente no eligió pero es el único que puede hac...