DETRÁS DEL VENTANAL No hay olvido Nuestra última cita, solo para charlar, nada más? y después qué? la excusa un café, para no adormilar, el lugar era frío, nada acogedor, como presintiendo el final. Te sentaste frente a mí, no a mi lado, tu boca. . . esa boca que mil veces he besado, balbuceó unas palabras, yo absorto te miraba y no entendía. El negro azabache de tu pelo, resaltando tus bellos ojos, imperceptible tu mentón se estremecía, y tu cutis sonrojado no por amor abrasado, sino por desconocida pesadumbre, debieron prevenirme. La luz y los sonidos se eclipsaron esfumáronse las imágenes, una sigilosa azafata dejó humeantes cafés, y no lo notamos. Te miraba sin ver, te escuchaba sin oír. Mientras un vacío enorme se adueñaba de mí, frío y calor juntos aceleraban mi corazón quise tocarte, abrazarte,no pude, te deje ir. Te fuiste, así de repente y quedé solo, sin reacción, ahogado en mi congoja, hueco por dentro y mi amor destrozado. Recorrió mi espalda un frío sudor, rostro y pecho ...
Una mirada poética a la vida urbana y cotidiana