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Nadie como tu

!Nadie!, yo no quiero ser el simple nadie, de tu amor, !piensa!, deja que martille en tu conciencia, nuestro dios.... dime que el rencor, en ti no existe, bríndame el calor de tu regreso dime que aún, conservas el pañuelo, con el retrato del primer beso. Siempre tristes, miran sin mirar, mis ojos tristes, por tu amor. !Vamos!, !vamos! vén y tiéndeme la mano, del perdón, debes recordar nuestro pasado, no se justifica tu desaire, piensa que no puedo ser el nadie, de tu amor. Triste, miran sin mirar mis ojos tristes, por tu amor, !vamos!, vamos, ven y tiéndeme la mano del perdón, debes recordar nuestro pasado, no se justifica tu desaire, piensa que no puedo ser el nadie, de tu amor NADIE (TANGO) Letra de Roberto LAMBERTUCCI

SOLO LAS PALOMAS

EL SUEÑO DE ÁNGELA Ángela vino a estas tierras cansada con Benito. Aquí tuvieron a sus tres hijas y sus dos hijos. Primero se radicaron en el interior y trabajaron duro. Benito se empleó en un frigorífico mientras que Ángela comenzó a trabajar en casas de familia. Trabajó y trabajó, sufrió la maldad de la gente, pero no le importó y siguió trabajando. Cuando vieron que sus ahorros se lo permitían Benito compro una verdulería. Ángela dejo de trabajar como doméstica y se encargó de la verdulería mientras su esposo seguía en el frigorífico. El tiempo fue pasando y los chicos creciendo. Tanto Ángela como Benito tenían un sueño: querían que sus hijos estudiaran para asegurarse un porvenir. Los varones fueron a la universidad. Joaquín fue médico y Aníbal se recibió de abogado. De las tres chicas sólo Rosalía siguió estudios superiores. Fue a Bellas Artes y aprendió letras y pintura. Las otras dos- Juana y Ángela - se conformaron con saber corte y confección. Cuando la ...

NOCTURNO

Una noche, una noche toda llena de murmullos, de perfumes y de músicas de alas; una noche en que ardían en la sombra nupcial y húmeda las luciernagas fantásticas, a mi lado, lentamente, contra mi ceñida toda, muda y pálida, como si un presentimiento de amarguras infinitas hasta el más secreto fondo de las fibras te agitara, por la senda florecida que atraviesa la llanura, caminabas; y la luna llena por los cielos azulados, infinitos y profundos, esparcía su luz blanca. Y tu sombra, fina y lánguida, y mi sombra, por los rayos de la luna proyectadas, sobre las arenas tristes de la senda se juntaban, y eran una, y eran una, y eran una sola sombra larga, y eran una sola sombra larga, y eran una sola sombra larga... Esta noche, sólo, el alma llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte, separado de ti misma por el tiempo, por la tumba y la distancia, por el infinito negro donde nuestra voz no...