sábado, junio 10, 2017

El paisaje urbano de Buenos Aires

El Monumento al cartero frente al CCk y su entorno
Sr. Cartero.

El paisaje urbano es apasionante, me atrae y me entretiene en este mi hobby que es la fotografía.
Tal vez por el hecho que vivo en una gran ciudad como Buenos Aires es lo que me induce y condiciona a buscar y fotografiar esos espacios y esos momentos que pasamos en ellos.

Esta imagen la tomé cuando fui a conocer el Centro Cultural Kirchner (ex Correo Central) y frente a el la estatua del cartero.

Miré la escena y me pareció que debía fotografiar la estatua y su entorno, el cantero de rosas blancas al frente y por detrás la ciudad en pleno crecimiento con el sol y las nubes.
Este paisaje nos muestra a mi entender dos épocas. 
En la primera representada por el cartero en la que fue realmente un  protagonista esencial en las comunicaciones.

Te acordás aquellos tiempos, bueno no vos que sos muy pichón, pero hubo una época que el cartero era muy esperado y  recibido con alegría, te diría. Era el portador de la carta que tanto esperábamos.Ese sobre nos traía las novedades que solo de esa manera era posible obtener. 

En esos tiempos no existían los celulares y en unas contadas casa se  mostraba el aparato del teléfono, pero las comunicaciones eran dificultosas y conseguir una comunicación entre dos poblaciones distantes era una odisea que representaba una demora de muchas horas.

La carta era un medio donde se expresaba el romanticismo propio de esos tiempos, el amor era transportado en una misiva dentro de un sobre que aquel abnegado servidor público se encargaba de entregar a su destinatario.

El progreso fue cambiando los hábitos, los pensamientos, las maneras de vivir, lo fue transformando todo. Lo que era dejó de ser y cada cosa se renueva al ritmo de su avance.
Es así que me temo que también el romanticismo dejó de existir en la forma que era en ese entonces y tal vez hoy si existe se exprese de otra manera, no lo sé..

Volviendo a la imagen, la segunda época  es la que se vé detrás del monumento que es la de una ciudad en constante crecimiento y que debe gran parte de su empuje a los adelantos en el conocimiento que permitieron la fantástica transformación en la que esta inmersa no sóla la ciudad sino el mundo entero. 

miércoles, junio 07, 2017

Realidad o fantasía.

Un émulo de Aladín sostenido en el aire,dos turistas paseando.
La magia que faltaba
Sábado a la tarde, peatonal Florida, Ciudad de Buenos aires, Argentina, la imagen nos retrata como pocas.

El actor en primer término parece representar nuestro deseo de que algo mágico nos ayude a salir de las penurias que estamos sometidos.No importa si estas fueron provocadas hoy, ayer o desde siempre, lo importante es encontrar de una vez por todas un camino que no unifique y nos salve como país.

La foto nos muestra - sin querer o queriendo- el drama de la desigualdad imperante en la sociedad. En pleno centro de la capital, en la peatonal más famosa, conviven un indigente al fondo de la imagen seguramente sin hogar y viviendo en la calle y el paso de dos aparente turistas elegantemente vestidas que no lo registran y a los que atrae la ilusión del émulo de Aladín en el centro de la fotografía.

Tal vez el mago que levita en cierta forma nos esté haciendo ver que la magia es solo una ilusión óptica y la respuesta está en  mirar y ver los problemas como una oportunidad para hacer.
Necesitamos de la magia para hacer que los representantes del pueblo dejen sus miradas sectoriales y se unan en una sola mirada :El País como un todo.



sábado, junio 03, 2017

Fotos de verano en Mardel.

Vista desde la costa,el mar y la ciudad.
Mar del Plata 
Estamos en otoño, mañanas muy frías, días nublados, amenazas de lluvias repetidas,con una máxima que no va más allá de los 16 o 17 grados lo que nos obliga a abrigarnos mucha en nuestras salidas.
En este ambiente es fácil añorar el verano, las vacaciones en la playa y el sol que hoy se muestra esquivo.
Mientras caminamos por la gélida ciudad pisoteando hojas muertas que el otoño provoca, las manos en los bolsillos, el andar más rápido que de costumbre, nuestro pensamiento es cuanto falta para la primavera estación del florecimiento de la vida, de las flores y preanuncio del verano.

La imagen de hoy es una vista desde las rocas de la costa que tratan de frenar el avance del mar de la ciudad de Mar del Plata, desde la Perla hacia el norte.

miércoles, mayo 31, 2017

El arte de mirar vidrieras

Joven de espaldas mirando un escaparate con maniquíes iluminado.
Abierto

A las mujeres les atraen las vidriera de las tiendas, las obsesiona la moda, los detalles y lo último en aparecer cuando de indumentaria se trata.

Un escaparate iluminado es un polo de atracción máximo y que les aviva la imaginación y el deseo de cosas -para ellas- imprescindibles.

El verse bien de los pies a la cabeza es una necesidad que debe satisfacerse y de ahí los sueños de alcanzar, lo que para algunas es inalcanzable, lo que solo puede verse en los escaparates.

Pero la mujer luchadora incansable para lograr sus sueños busca y se detiene en cualquier vidriera esperando la oportunidad de una rebaja, un descuento, una barata que -con un adecuado financiamiento- le permita adquirir eso que necesita imperiosamente.

Iluso el hombre que piensa que la mujer esta obsesionada por su belleza para agradarle solo a él, lo que en realidad la mujer busca destacando su belleza es destacarse de las otras mujeres.
Una sana competencia -¿de vanidades?- entre mujeres ya que ellas saben que a la mayoría de los hombres se los ganan con solo una sonrisa.

sábado, mayo 27, 2017

Fotografía callejera.

Hojas secas en el piso de la vereda.
El verano fue.

La imagen nos muestra la agonía del verano, una forma de prepararnos para el otoño.
La vereda es el destino incierto de las hojas otrora verdes, brillantes y llenas de vida a  éstas mústias, amarronadas, sin vida y en el suelo frío de la vereda.
El ciclo de la vida, es verdad, un ciclo que se repite año a año y que a pesar de eso me sigue maravillando.


jueves, mayo 25, 2017

La calle inspira

Foto callejera en Blanco y Negro.Mujer con gafas caminando.
Gafas.
La fotografía muestra lo que miramos cotidianamente pero no vemos. Lo que pasa frente a nuestros ojos y de lo que no tomamos en cuenta, no lo percibimos en su total dimensión.
Un instante en la vida que nos pasa y en la vorágine en la que estamos inmersos es casi imposible registrar.
Somos seres apurados dominados por esa urgencia y nos evadimos de todo el resto.
De vez en cuando esta bueno detenerse y plantearse si vale la pena tanto estrés acumulado y si realmente nuestras vidas, en medio de tanto ajetreo, son lo que realmente queremos que sean.

Los consejos son tomarse unos minutos al día para este planteo y realizar ejercicios de relajación para bajar nuestros decibeles. Pero eso solo no basta, hay que poner un freno, disminuir el paso, debemos  dividir el tiempo entre nuestro trabajo, nuestra familia y nosotros mismos.
Un tiempo para cada cosa y proporcional a nuestra percepción de su importancia.

Darle a cada uno  de esos instantes todo nuestro esfuerzo y  dedicación para lograr ese ansiado equilibrio que nos acercará a la felicidad.


lunes, mayo 22, 2017

Una foto cualquiera





Un día de lluvia cualquiera en mi pueblo 50 años atrás.
Esta foto ha sobrevivido a muchas mudanzas y otros tantos aligeramientos de valijas.
No está en ningún álbum como pudiera parecer por su vigencia.

Técnicamente sé que no es una buena foto pero estoy muy ligado a ella y no se porque.
Quizás porque fue una de las primeras que saqué cuando comenzaba con la fotografía.
Tal vez fue del primer rollo que revelé en mi incipiente laboratorio.
De lo que estoy seguro es que representa una realidad de ese instante de mi vida.

Estoy parado en el balcón de mi pieza, llueve copiosamente, tomo mi cámara y disparo.
Cual fue el objetivo de la foto no recuerdo.
Se ve pasar al verdulero en su carro, una vecina en la vereda de enfrente, y las calles hechas un lodazal.

En ese entonces las calles de tierra reaccionaban así ante la lluvia.
Solo teníamos una pequeña pasarela de cemento -de unos 60cm. de ancho- que unían nuestra vereda con las de la manzana de enfrente.
Con el paso de los carros y caballos -los escasos autos no salían esos días-el barro la cubría rápidamente, por lo que un empleado comunal debía -pala mediante- limpiarla.

El edificio que se ve era donde funcionaba la Unión Telefónica.
En el trabajaba el Jefe y dos empleados, que eran los encargados de las comunicaciones entre los vecinos y el mundo exterior.
En el pueblo no había -salvo raras excepciones- teléfonos en las casas por eso cada vez que se necesitaba hablar telefónicamente se debía apersonar y solicitar la comunicación.
La demora de una comunicación a Buenos Aires por ejemplo podía ser de 6 ó 7 horas.
Tiempo suficiente como para regresar y seguir con las tareas del día para luego volver transcurrido ese lapso de tiempo.

Hoy a la distancia -de tiempo y espacio- esta foto me genera algo de tristeza nostálgica.

En esos días de lluvias no había clases y aprovechábamos para jugar como diera lugar.
El agua corría por las cunetas como torrentes de ríos caudalosos.
Cuando paraba los chicos descalzos recorríamos la cuadra jugando con imaginarias embarcaciones -hechas de corchos y ramitas- que corrían velozmente pasando por los túneles formados por los pasos a nivel de la vereda.

Era día de tortas fritas.
A mi mamá le gustaba amasar y cocinarlas.
Como siempre faltaba algún ingrediente -harina ó grasa- me mandaba a la despensa que quedaba cruzando la calle justo enfrente de casa.
Era una verdadera aventura cruzar y a mí me encantaba.
Cuando regresaba esperaba por las tortas sentado en el alféizar de la ventana de la cocina que daba a la galería y absorto contemplaba la lluvia.
Ahora sé porque conservo esta vieja foto.



Tomado de Miscelaneas(7/01/2009)

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