Ficción o realidad.
Vivimos en un mundo virtual en el que nos refugiamos por comodidad ó quizás por el convencimiento que no podemos modificar nosotros la realidad.
Vamos por la calle mirando sin ver lo que no queremos ver.
Hacemos a un lado lo que podría molestar nuestra sensibilidad, lo ignoramos.
Como si así lo podríamos hacer desaparecer, que no exista.
En el mundo irreal no existe nada que nos perturbe, que nos moleste, todo es agradable.
No existe el hambre, el dolor, la suciedad, la pobreza, la descortesía y la incultura.
Esta ficción es un escudo para mantenernos animados y poder sobrellevar cualquier circunstancia.
Ojos que no ven corazón que no siente, nunca más acertado esta axioma.
No ver lo indeseable no causa placer pero tampoco dolor.
Al no involucrarnos con la realidad estamos legitimando un estado de cosas que no debieran existir.
Nuestra pasividad como sociedad hace que esto perdure y se aumente con el tiempo.
Cuando alguno de estos males nos afecta directamente como individuos, es decir sentimos en "carne propia"su influencia, la realidad nos choca y nuestros ojos se abren y la visión se agiganta. En ese momento estallamos, protestamos, nos quejamos, nos agrupamos con otros afectados, saltamos vallas, cortamos calles y todo lo que se nos pueda ocurrir.
Es un problema cultural, educacional ó de ambos?.
No interesa su origen. Nos importa su solución.
Debemos aprender a respetar para ser respetados, a oír para ser escuchados, a aceptar para ser aceptados, a ser solidarios para recibir solidaridad, a peticionar por nuestros derechos y el de los demás antes las autoridades correspondientes.
Debemos pasar de la pasividad a la acción. El esfuerzo individual vale, pero se pierde si no es apuntalado por una directiva institucional de jerarquía que marque el rumbo y a su vez controle y corrija los desvíos que se produzcan.
La falta de educación y la desocupación, pilar de la pobreza, han dado lugar a la instauración de un submundo para muchos desconocidos donde es común el alcoholismo, la prostitución y la drogadicción. Este submundo para existir se nutre del mundo común- mediante el delito- de los elementos que les son imprescindibles.
No olvidar que la educación comienza en casa, en cada hogar,y la escuela debe aportar con la instrucción docente al desarrollo intelectual y ético de todas las personas.
Hoy más que nunca se debe insistir en poner en marcha políticas de estado destinadas a mejorar la educación , la salud y propender al pleno empleo.
Este es el desafío de los jóvenes, nosotros ya fracasamos. Son ellos los que tienen todo el empuje que se necesita para impulsar el cambio positivo que podrán disfrutar ellos y sus descendientes.
Se necesitará mucho tiempo para poder ver los resultados pero valdrá la pena.
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