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Al hombro |
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Apurada |
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En lo alto |
Hay gestos que la ciudad no anuncia, pero que forman parte de su alma.
Un hombro que carga sin palabras, como si llevara el peso de mil días.
Un paso apresurado, que atraviesa la luz y la sombra sin detenerse.
Y una figura allá arriba, entre ramas, cuerdas y cielo, que conecta no solo cables , sino también el tiempo.
El blanco y negro acentúa lo esencial, limpia el ruido, y deja el susurro de lo verdadero.
Estas imágenes son fragmentos del vivir diario. No hay pose, no hay espectáculo: solo humanidad en movimiento.
Mirar estas fotos es escuchar la ciudad en su lenguaje más honesto.
Las ciudades laten. No solo a través del ruido constante del tránsito o el murmullo lejano de conversaciones superpuestas, sino, sobre todo, a través de sus protagonistas anónimos: las personas que la habitan, la transitan, la trabajan. Estas tres fotografías en blanco y negro son fragmentos detenidos del pulso urbano, instantes comunes que, al ser congelados por la cámara, revelan algo más profundo: la coreografía involuntaria de la vida cotidiana.
En la primera imagen, titulada mentalmente "Al hombro", vemos a dos trabajadores transportando grandes rollos de tela. El esfuerzo físico es evidente, pero también lo es la coordinación casi silenciosa entre ellos, como si compartieran una rutina largamente ensayada. La foto transmite peso, no solo material, sino simbólico: el peso del trabajo que sostiene la ciudad sin ser visto, sin ser celebrado.
La segunda escena, "Apurada", nos traslada a una esquina porteña cualquiera. Dos mujeres cruzan con paso decidido, una de ellas claramente apurada, la otra inmersa en su mundo. El fondo urbano, con sus carteles y edificios, parece observarlas con indiferencia. Esta imagen habla del ritmo desigual de las ciudades, donde cada cual transita su propio tiempo, su urgencia personal.
La tercera toma, "En lo alto", nos obliga a levantar la vista. Un hombre trepa entre ramas mientras abajo la vida sigue: autos, gente que camina, negocios abiertos. Un cartel que ofrece "unión de parejas" añade un toque de surrealismo urbano. Esta fotografía resume bien la superposición de mundos que conviven en una misma vereda: el que trabaja en las alturas, el que busca amor, el que simplemente pasa.
Estas tres fotos nos recuerdan que detrás de cada sombra proyectada en la vereda hay una historia, un propósito, una urgencia. Son retratos sin poses, sin artificios. Son la ciudad misma, vista desde adentro. Y en ese blanco y negro que elimina el ruido del color, descubrimos lo esencial: el latido humano que mantiene viva a la ciudad.
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