Mensajero, mensajeando.
Cancherísimo
En regla.
Ayer salí a dar unas vueltas por el barrio y de paso aproveché para sacar algunas fotos.
Me situé en una esquina y en un ratito obtuve estas tres fotos de motociclistas pasando por la Avenida.
La idea era sacar las fotos con un desenfoque del fondo cosa que no logré demasiado.
Pero este ejercicio me sirvió para documentar algo que sucede con frecuencia en la ciudad. El desapego con las normas de circulación y que protegen la integridad física de los transeúntes motorizados.
En la primera el conductor viaja por la avenida leyendo o enviando mensajes de texto con su celular
En la segunda el conductor se desplaza manejando con una sola mano y el casto flameando a la deriva sin ningún interés en la protección que debe brindar.
Y por último el tercero que hace las cosa bien, manejando con los manos en el manubrio, casco correctamente colocado y toda la atención en el manejo.
Cosas de esta Buenos Aires, linda, grande y compleja.
Mirada
No soy fotógrafo de sociales y mucho menos profesional. Apenas un simple aficionado a la fotografía y un abuelo chocho de sus nietos.
En esta ocasión con motivo del cumple de Adriel nos reunimos , informalmente el día que cumplió sus primeros tres años. Ya que el fin de semana siguiente se lo festejaría con amigos.
Las fotos de cumpleaños tiene la finalidad de inmortalizar ese momento y para que cuando, muchos años después, las repasemos brote en nuestra memoria detalles seguramente olvidados.
Es decir la foto mantiene viva la memoria y nuestra historia ni más ni menos.
Estas fotos son aceptadas con solo tener la posibilidad de que los fotografiados se reconozcan en las mismas.
Detalles técnicos no son imprescindibles y muchas veces ignorados.
Llegado el momento de encender las velitas se me ocurrió sacar la foto centrando toda mi atención en la torta, dándole el protagónico de la escena.
Pero lo importante no me lo dio la luz de las velas, sino la luz de esos ojos divinos de mi nieto
Esa mirada, atenta , nerviosa, inquisidora, me transmitió todo su candor y su ternura.
Amor Invernal
El reloj de la Torre de los Ingleses, semi oculto por la bruma, marca las 2 y 20 de la tarde.
Todo es quietud, silencio, paz.
La pareja aprovechando la ocasión, ejercita su derecho de amar y ser amada.
El barandal de cemento parece cobijarla amorosamente.