miércoles, junio 23, 2010
Camelias.
Las encontré a la vera del camino a casa ,
me sorprendieron su presencia, y me impactaron su belleza.
En ese momento me sentí Armando.
Un primer impulso fue cortarlas y llevarlas a mi Margarita,
pero me contuve y me quedé extasiado contemplándolas.
Respiré hondo, contuve el aliento y disparé mi cámara directo a su corazón.
No le dí muerte, sino todo lo contrario,
las expongo aquí para que sigan viviendo en todos ustedes.
La tarde va muriendo
18,44 Hs
Espejismo
Últimas horas de un domingo,
cálido a pesar de ser invierno,
veranito que se descolgó del almanaque.
Echados sobre el pasto,
la brisa jugando en remolino,
cuerpos y mentes se relajan.
Aflora la charla regada de mate,
la amistad fomenta la risa,
prospera el amor travieso.
Ardientes miradas, apasionados besos,
manos jugueteando bajo la blusa,
licencia de la impunidad juvenil.
Muy quedo se oye lejano,
incitando al ensueño,
la voz de anónimo trovero.
El ocaso aporta su magia,
trocando la irrealidad en
fugaz y engañosa felicidad.
cálido a pesar de ser invierno,
veranito que se descolgó del almanaque.
Echados sobre el pasto,
la brisa jugando en remolino,
cuerpos y mentes se relajan.
Aflora la charla regada de mate,
la amistad fomenta la risa,
prospera el amor travieso.
Ardientes miradas, apasionados besos,
manos jugueteando bajo la blusa,
licencia de la impunidad juvenil.
Muy quedo se oye lejano,
incitando al ensueño,
la voz de anónimo trovero.
El ocaso aporta su magia,
trocando la irrealidad en
fugaz y engañosa felicidad.
domingo, junio 20, 2010
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