Las encontré a la vera del camino a casa , me sorprendieron su presencia, y me impactaron su belleza. En ese momento me sentí Armando. Un primer impulso fue cortarlas y llevarlas a mi Margarita, pero me contuve y me quedé extasiado contemplándolas. Respiré hondo, contuve el aliento y disparé mi cámara directo a su corazón. No le dí muerte, sino todo lo contrario, las expongo aquí para que sigan viviendo en todos ustedes.