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Mostrando las entradas con la etiqueta abandono

Hermanados en el colchón del olvido

Un colchón refugio ante el olvido   En una ciudad que nunca se detiene, dos perros callejeros encontraron en un colchón viejo su refugio y su hogar. Entre el ruido de los autos y la indiferencia de las miradas, esta imagen revela una verdad que preferimos ignorar: la vida también transcurre en los márgenes, donde lo desechado se convierte en tesoro y la compañía es el mayor abrigo. En medio de la vereda, entre el paso apurado de la gente y el ruido del tráfico, un colchón viejo descansa contra el tiempo. Sobre él, dos perros callejeros duermen ajenos al mundo, acurrucados como si encontraran en esa cercanía la única certeza que poseen. El colchón, gastado y olvidado por su dueño original, se ha convertido en un refugio improvisado. Para muchos, es apenas un trasto que estorba; para ellos, es un hogar temporal, un espacio donde el frío no cala tanto y donde la soledad se comparte. La escena nos habla de una dualidad que se repite en las calles: por un lado, la vida “normal” que sig...

Atardecer en el parque

Crepúsculo Atardece , caen las primeras sombras, ahí se la ve, encorvada, frágil, su perro junto a ella, unidos por una correa. El parque silente la acoge con ternura, ¿es el perro ó la soledad lo que la empuja? ¿de donde viene, adonde va? Viene del olvido y abandono. Deambula con su tristeza a cuesta, añora épocas mejores. Sola, sintiendo el peso de los años vaga sin rumbo, ha perdido su brújula. El solitario banco la espera, cómplice de sentidas lágrimas, un refugio a sus pies cansados. Sueña despierta, vacilante , los mismos sueños mozos. Vuelve a reír, a bailar, a vivir...

SOLO LAS PALOMAS

EL SUEÑO DE ÁNGELA Ángela vino a estas tierras cansada con Benito. Aquí tuvieron a sus tres hijas y sus dos hijos. Primero se radicaron en el interior y trabajaron duro. Benito se empleó en un frigorífico mientras que Ángela comenzó a trabajar en casas de familia. Trabajó y trabajó, sufrió la maldad de la gente, pero no le importó y siguió trabajando. Cuando vieron que sus ahorros se lo permitían Benito compro una verdulería. Ángela dejo de trabajar como doméstica y se encargó de la verdulería mientras su esposo seguía en el frigorífico. El tiempo fue pasando y los chicos creciendo. Tanto Ángela como Benito tenían un sueño: querían que sus hijos estudiaran para asegurarse un porvenir. Los varones fueron a la universidad. Joaquín fue médico y Aníbal se recibió de abogado. De las tres chicas sólo Rosalía siguió estudios superiores. Fue a Bellas Artes y aprendió letras y pintura. Las otras dos- Juana y Ángela - se conformaron con saber corte y confección. Cuando la ...